...De las grandes emociones
[...]Sería maravilloso poder tirar todos los muebles por la ventana y, junto con ellos, todas las reiteraciones sin sentido sobre sensaciones físicas, todas las viejas y aburridas pautas, y dejar la sala tan desnuda como el escenario de un teatro griego, o como esa casa a la que descendió la gloria de Pentecostés; dejar el escenario desnudo para el juego de las emociones, las grandes y las pequeñas, puesto que la insípida amplitud mata de igual forma el cuento infantil que la tragedia. Dumas padre enunció un gran principio cuando dijo que para crear un drama un hombre necesitaba una pasión y cuatro paredes.[...]
(Fragmento de 'Para mayores de cuarenta', Willia Cather, 1873-1947)
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